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Optimismo vs. Pesimismo

Cómo vemos la botella no parece ser determinante a la hora de tener una actitud positiva o negativa ante la vida.

La investigaciones muestran que lo importante es cómo manejamos esa primera impresión, qué hacemos con la información y con las posibilidades que tenemos de gestionarla.

El OPTIMISMO no consiste en desatender los problemas, si no en ATENDER las ALTERNATIVAS. Por eso, el PENSAMIENTO POSITIVO no está tanto en lo qué nos pasa, si no, en LO QUE HACEMOS con lo que nos pasa.

La persona OPTIMISTA las situaciones positivas las vive como: permanentes, controlables y generales; y, las situaciones negativas como: pasajeras, controlables y dependiente de si misma.

La persona PESIMISTA las situaciones positivas las vive como: pasajeras, incontrolables y dependientes de si misma; y, las situaciones negativas como: permanentes, incontrolables y generales.

Aunque la tendencia al optimismo y al pesimismo forma parte de nuestros esquemas y nuestra manera de estar en el mundo, con intención y práctica podemos cambiar nuestra conducta y nuestra forma de afrontar las situaciones, sean éstas buenas o malas.

Algunas recomendaciones para lograr tu enfoque son:

  • No ignores las situaciones que no te gustan, ATIÉNDELAS.
  • En función de si son positivas o negativas, busca darlas los matices que hemos visto antes: hacerlas manejables, pasajeras/permanentes, dependientes de tí.
  • Prueba a cambiar y revisa los resultados.
  • Si los resultados son buenos y te gustan, practica. Si el propio proceso o los resultados son malos, revisa e introduce cambios de nuevo.

Pero, ¡recuerda!, si con lo que aquí te cuento no es suficiente, acude a un profesional de la psicología que te pueda acompañar.

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